Haber nacido desde un útero habitado por mis hermanos, los dos primeros muertos sin llegar a dar sus primeros pasos.
Haber vivido como dos en un cuatro, siendo la única.
Tres hermanos me precedieron en el vientre de mi madre, o quizás más.
En esos tiempos no se hacía duelo de lo que no llegaba a puerto. Muchos abortos naturales que quedaban sin consignar.
Fui la última.
Tampoco se puede asegurar.
Mis padres pudieron tener más.
Creo que su método era la marcha atrás y las lavativas vaginales, porque recuerdo un artilugio encima del armario ropero del dormitorio de mis padres.
Su actividad sexual duró hasta que mi padre pasó por una intervención quirúrgica en los testiculos.
Allí lo pasó peor que mal.
No lo superó nunca. Al principio fue terrible. Posteriormente un psiquiatra le trató con un ansiolítico que tomaba todas las mañanas.
Mamá agradeció no volver a tener penetración.
Ella lo amaba, pero me temo que él era el activo, y ella se dejaba hacer.
El fogoso era él y, tras esa crisis no pudo volver a ser y sentir.
Ya en sus últimos días, pude advertir que en su demencia se complacía.
Mamá sufrió la caída de la vejiga. Intentaron sujetarla con un anillo, pero no le funcionó.
Acabó pasando a quirófano. Una histerectomía que evitó sangrados de más peligro.
Se temía no pudiera superarlo, por sus problemas de corazón, pero lo superó.
No así N, la cuñada de mis tíos, que tras esa intervención no superó una infección y murió a los pocos días.
De las tres hermanas, dos de ellas mis tías casadas cada una con sendos hermanos de mamá, José María y Manolo. Nicolasa fue la única que tuvo familia. Todo hijas.
Había dos hermanos. Solterones. Uno de ellos se casó muy mayor. Por un sistema que conozco poco. Entonces debía ser alguna agencia matrimonial la que los ponía en contacto.
Eusebio era muy tímido, y apocado, pequeñer.
La mujer con la que llegó a casarse también.
Les fue bien.
Acertaron.
Creo recordar que mi tío JM fue el que lo animó e hizo de casamentero.
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