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Nosotras

  Nadie daba nada por nosotras. El entorno que nos rodeaba decía que no íbamos a durar. Aquí estamos. Era el 1991. Seguimos. Nos descubrimos. Nos sabemos. Nos sentimos. Siempre nos dejamos ese espacio propio. Juntas, pero no revueltas. Muchas voces le dimos al traste. Parecía que no íbamos a seguir. Estamos aquí tras nuestros vacíos y desastres. Vivir en pareja no es el final feliz, es el principio de un camino en que seguir cogiéndonos de la mano hace ver un amanecer o atardecer tras otro cada una y en compañía. Llegado al punto presente a veces las nubes ocultan ese amanecer. Se sale.  Recreo mi mundo y vivo en mí. Tú eres y estás. No hay otro lugar.
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Reconstruyendo recuerdos

  Leyendo la memoria se aviva. Academia Blecua. Conflicto con el hermano de ella. Me voy.  María Paz Santolaria, de una familia que regenta una panadería bien considerada, en una calle amplia que baja hacia el coso bajo y calle de San Martín (Lanuza), en cuya esquina está la pastelería Soler, en la que preparaban una selección de turrones en caja de cartón plana, de distintos precios y tamaños. No sé si a consecuencia de ese conflicto dejé la academia. Mi madre me dijo que le habían dicho que no la necesitaba. Sí que puedo apuntar que retaba a ese profesor, infravalorándolo. Mi inteligencia lo retaba. Mis actitudes eran de superioridad intelectual. Puedo pensar que valoraba una mediocridad que confundía su función con su actitud, o quizás era él quien proyectaba eso. Los Blecua eran varios. La profesora de Lengua en el instituto Ramon y Cajal, en el que estudié hasta COU, durante ocho años, y a la que nunca tuve de profesora. Un lingüista que publicaba libros de texto, que estaban valo

Reflexiones sobre novela que escribo

 Sigo con mis personajes fuera de aquí (Wattpad) Voy actualizando la novela en mi blog.  Puede ser que el orden de escritura no se corresponda con el de publicación. Mi novela empezó antes de pandemia, se desarrolla en pandemia, y llega al tiempo actual. Quiero disponer de todo este 2022. No me quiero avanzar al 2023. Puede ser que haya cambios que afecten al desarrollo argumental. Mis personajes principales, adolescentes y mayores, siguen un proceso que tira de mí. Mandan ellos. Yo estoy a su servicio. Es como la vida misma. Tengo que ir por detrás para poder narrar. Es mi forma de novelar.  Mi mente atiende a los meandros que su río de la vida va marcando.  ¿Cuando se acaba? La historia manda.

23 de diciembre del 2022

 Alergías y migrañas Ayer se desató la alergia. No me bastó el antiestamínico que tomo a diario. Algo se mueve en el aire. Hace tiempo que supe que el pelo de los animales y el humo del tabaco me disparan las alergias. Estornudos. Mucosidad. Ojos hinchados. Picores. Anoche, cedí y tomé una segunda pastilla. Se aconseja una al día. Yo me busqué la vida. Tuve una pausa. Hoy, también. Se disparó la migraña. Su pastilla. Hoy, sobre las diez, la segunda de migraña y la de la alergia. Ahora infusión de jengibre. Empezó el picor en los ojos. Sequedad. Gotas. Mi cabello insoportable. Lo retiro y lo recojo. Ansiedad.

14 de diciembre

  Anoche no conseguía dormir. Después del descanso, previo al sueño, mi mente empezó a mover hilos y tramas de la novela que llevo entre manos. Para noches de insomnio tengo la táctica de cambiar de cama.  En otro tiempo cogía lápiz y papel, pero últimamente no lo hago, porque elijo el descanso físico. En ocasiones me hago infusión, pero ayer me limité a dar un sorbo de agua al botellín que pongo en la mesita de noche. En mi forma de abordar narrativas de largo recorrido, dejo que los personajes me arrastren. Hoy, cuando he decidido levantarme, poco después de las nueve de la mañana, las frases ocupaban mi espacio mental. Ayer me divertí con un filtro. Eso debió relajarme. Suena el piano del piso de arriba. Aceptar su presencia hace que no se interponga. Mi hermano tenía el suyo. Empezó con la guitarra. Taran taranta Taran taranta tan … El oído es fino. Advierte los errores de tiempo y compás. No tenía paciencia para un instrumento. Lo mío era, y es bailar. Cantar a veces. Dejarme llev

El cuatro

  Haber nacido desde un útero habitado por mis hermanos, los dos primeros muertos sin llegar a dar sus primeros pasos. Haber vivido como dos en un cuatro, siendo la única. Tres hermanos me precedieron en el vientre de mi madre, o quizás más. En esos tiempos no se hacía duelo de lo que no llegaba a puerto. Muchos abortos naturales que quedaban sin consignar. Fui la última. Tampoco se puede asegurar. Mis padres pudieron tener más. Creo que su método era la marcha atrás y las lavativas vaginales, porque recuerdo un artilugio encima del armario ropero del dormitorio de mis padres. Su actividad sexual duró hasta que mi padre pasó por una intervención quirúrgica en los testiculos. Allí lo pasó peor que mal. No lo superó nunca. Al principio fue terrible. Posteriormente un psiquiatra le trató con un ansiolítico que tomaba todas las mañanas. Mamá agradeció no volver a tener penetración. Ella lo amaba, pero me temo que él era el activo, y ella se dejaba hacer. El fogoso era él y, tras esa crisis

Suicidio

  El suicidio. Cuando pasan los años y no pasas de ese pensamiento, y ves que de muchas has ido saliendo, la muerte elegida o tenida nada lo cambia. Cuando las cifras de muertos fueron números en aumento, me preparé para ser uno más de ellos. La soledad es de los vivos. Los muertos ni sienten ni padecen. El cuerpo va modificando, pero la identidad desaparece. He enterrado a los dos seres que más me quisieron. Cuando tuve impulsos suicidas en otros tiempos, me disuadió no destrozarles la vida a ellos. Ahora no los tengo. A veces me recuerdo en esos sentimientos. Me dejo llevar por el transitar, del día a la noche.